Empezamos a visitar la ciudad, recorriendo sus calles empedradas, con rincones bañados en color. Pasamos por calles repletas de tiendas de souvenirs y aprovechamos para realizar nuestras compras de recuerdos, predominaban los artículos de artesanía como cerámica, joyería y telas.
Seguimos caminando y llegamos a la Catedral católica, dedicada a San Juan Bautista y restaurada tras el terremoto del 1975. Ésta es una de las dos catedrales de la ciudad, la otra (la Catedral Ortodoxa Metropolitana) se localiza en el sur de Fira.
Al salir, encontramos un local para descansar y tomar un refresco. Nos encantó, poseía una terraza increíble, con una vistas de la caldera impresionante. Aprovechamos para hincharnos a hacer fotos.